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domingo, 4 de septiembre de 2016

EL "MAR" DE CASTÍLLA-LEON


Paseo entre agua y encinas                    AGOSTO 2016


  Rodeada de  un inmenso mar interior  con sus aguas  diversificadas en tonalidades según la profundidad de las zonas,  azul  cielo,  azul grisáceo y aguamarina   que llega hasta sus orillas trasformadas   en  un  tornasolado   verde esmeralda dejando en la orilla puntillosas olas de espumas blancas, marcando una sensación de movimiento marino, ¡  un mar en el interior de Castilla León  ¡ Una playa de arena donde vienen a morir cientos de  cantos rodados  y despieces  de grandes rocas de granito, que el agua empequeñece convirtiendo en arenales, por donde los pies agradecen el  masaje  silencioso  de su  finura.


Y en su orilla” la paz” solo  distraída por lo locos saltos de  carpas,  tencas y barbos  de agua dulce,  cuyos lomos brillan al  sol  como espejuelos .El horizonte  en línea curva  majestuoso verde perenne solo roto por el verde  más  claro de  robles  y  álamos de los que nadie sabe  la historia de su nacimiento.  Grandes rocas graníticas con formas que dan originalidad a la zona; otras emergen del agua como submarinos encallados
.
El espacio  acariciante  de una brisa trémula y   tibia, que   atrae   sentimientos amorosos de engaños y desengaños de otro tiempo, amores   no   consumados    hoy   dulces   recuerdos donde   tu   mente    los    da     reconciliados.


Cruzan el momento una pareja de águilas perdiceras    oscureciendo    el nítido cielo con sus   enormes   alas   y   sus    negros   ojos   fijamente   acechando   a   algún    distraído   animal   y llevar fresco manjar a su nido para sus hambrientos polluelos.

Solo el sonido de pájaros cantores, chapoteos en las   orillas  me acompañan sin llegar  a descifrar  el destino de la vida
.
Bajo de mi atalaya, olvido el  horizonte .


Aquí vuelvo a las frescas orillas del “mar” atraída como por un resorte que domina mis pies al caminar y nos encontramos de nuevo con la paz. Subida en un promontorio desde donde se alcanza a divisar al pequeño pueblo y a parte de su gran “mar”, en el agua y no muy lejos de la arenosa orilla sobresale una hermosa roca de granito digna para el descanso diario de una sirena, me atrapa su bella forma y  mi imaginación  rememora historias  líricas dándole la belleza que les corresponde,  quizás una bella sirena escoltada por un gran dragón que se niega a abandonarla convirtiendo su único pecado en mantenerla cerca de él;.  De una corta carrera me sitúo muy cerca de ella.
 


Casi era mediodía  sin embargo al hundir mis pies en el agua retrocedo por su frescor, espero unos segundos e inicio una nueva entrada, dando pasos firmes y alterando  las límpidas aguas me sujeto al lateral de la roca emergente y me encaramo a ella, sentada disfruto la brisa que calma el calor de mediodía, doblo mis piernas y miro alrededor de  mis pies, grande peces rodean mi bastión y durante minutos me mantienen la atención sobre sus idas y venidas.

 De mi mochila busco el agua para calmar mi sed aún fresca y deliciosa  a mi espalda un sol imperativo que calienta, levanto mis ojos enfundados en una gafas de sol y me atrevo a otear el horizonte donde cielo y encinas se tocan en un  abrazo humano, tras de mí un silencio que habla y me cuenta escenas de la naturaleza para plasmarlas en mi cuaderno dorado, como si fuera  el diario de bitácora...

   

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