Paseo entre agua y encinas AGOSTO 2016
Rodeada de un inmenso mar interior con sus aguas diversificadas en tonalidades según la profundidad de las zonas, azul cielo, azul grisáceo y aguamarina que llega hasta sus orillas trasformadas en un tornasolado verde esmeralda dejando en la orilla puntillosas olas de espumas blancas, marcando una sensación de movimiento marino, ¡ un mar en el interior de Castilla León ¡ Una playa de arena donde vienen a morir cientos de cantos rodados y despieces de grandes rocas de granito, que el agua empequeñece convirtiendo en arenales, por donde los pies agradecen el masaje silencioso de su finura.
Y en su orilla” la paz” solo distraída por lo locos saltos de carpas, tencas y barbos de agua dulce, cuyos lomos brillan al sol como espejuelos .El horizonte en línea curva
majestuoso verde perenne solo roto por el verde más
claro de robles y
álamos de los que nadie sabe la
historia de su nacimiento. Grandes rocas
graníticas con formas que dan originalidad a la zona; otras emergen del agua
como submarinos encallados
.
El
espacio acariciante de una brisa trémula y
tibia, que atrae sentimientos amorosos de engaños y
desengaños de otro tiempo, amores no consumados
hoy dulces
recuerdos donde tu mente los da reconciliados.
Cruzan
el momento una pareja de águilas perdiceras oscureciendo
el nítido cielo con sus enormes
alas y sus
negros ojos
fijamente acechando
a
algún distraído
animal y
llevar fresco manjar a su nido para sus hambrientos polluelos.
Solo
el sonido de pájaros cantores, chapoteos en las orillas
me acompañan sin llegar a
descifrar el destino de la vida
.
.
Bajo
de mi atalaya, olvido el horizonte .
Aquí vuelvo a las frescas orillas del “mar” atraída
como por un resorte que domina mis pies al caminar y nos encontramos de nuevo
con la paz. Subida en un promontorio desde donde se alcanza a divisar al
pequeño pueblo y a parte de su gran “mar”, en el agua y no muy lejos de la
arenosa orilla sobresale una hermosa roca de granito digna para el descanso
diario de una sirena, me atrapa su bella forma y mi imaginación
rememora historias líricas dándole la belleza que les corresponde, quizás una bella sirena escoltada por un gran
dragón que se niega a abandonarla convirtiendo su único pecado en mantenerla
cerca de él;. De una corta carrera me
sitúo muy cerca de ella.
Casi era mediodía
sin embargo al hundir mis pies en el agua retrocedo por su frescor,
espero unos segundos e inicio una nueva entrada, dando pasos firmes y
alterando las límpidas aguas me sujeto al
lateral de la roca emergente y me encaramo a ella, sentada disfruto la brisa
que calma el calor de mediodía, doblo mis piernas y miro alrededor de mis pies, grande peces
rodean mi bastión y durante minutos me mantienen la atención sobre sus idas y
venidas.
De mi mochila busco el agua para calmar mi sed aún
fresca y deliciosa a mi espalda un sol
imperativo que calienta, levanto mis ojos enfundados en una gafas de
sol y me atrevo a otear el horizonte donde cielo y encinas se tocan en un abrazo humano, tras de mí un silencio que
habla y me cuenta escenas de la naturaleza para plasmarlas en mi cuaderno
dorado, como si fuera el diario de
bitácora...







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